A pesar de mi afición por la literatura de ciencia ficción, durante muchos años cometí el pecado de considerar que este género era un género anglosajón. Como muchos aficionados, veía los libros escritos en castellano como poco más que un mero intento de emular a aquellos que venían traducidos de tierras lejanas; algo de segunda clase.

Pero, ¿y si mi prejuicio era en realidad ignorancia? ¿Podía yo juzgar la calidad de algo que desconocía?

En esas estaba yo cuando en mis manos cayó como por casualidad un libro de un autor patrio; uno que se atrevió a empezar a publicar ciencia ficción en 1971, una época en que el género estaba en pañales. Resultó que tanto sus historias como su forma de contarlas me eran más cercanas. Vi que sus libros presentaban sociedades complejas y sólidas desde un punto de vista distinto y, sin duda, mejor que gran parte de los libros que había leído hasta el momento. Ni Huxley, ni Scott Card, ni tan siquiera Orwell podrían mirar a este hombre por encima del hombro.

Más tarde supe que aquel escritor que me había enganchado a la ciencia ficción escrita a este lado del charco era considerado uno de los padres de la ciencia ficción española; supe que era reconocido por todo aquel que escribía y estudiaba este tipo de literatura.

Y años más tarde la vida me ha dado la suerte de trabajar con él.

Si aún no has leído a Gabriel Bermúdez, pronto no querrás hacer otra cosa. Si ya lo conoces, sabrás a qué me refiero.

Ediciones Epicismo te da la bienvenida a la Ciencia Ficción con mayúsculas. ¿Te imaginas con qué título? Mañana lo desvelamos.